domingo, 6 de junio de 2010

Te ene y la gente


Carlos llegó a su casa cansado, después de laburar casi 14 horas en el remise. No entendía por qué hoy tenía menos guita que ayer. Ah, claro, era porque se había pasado dos horas ayudando a un compañero que se había quedado en plena General Paz. Carlos era así, un tipo al que le gustaba ayudar y la estaba yugando igual que sus demás compañeros, en plena calle, para ganarse el mango que de otra forma le costaba ganar. El remise no era lo mejor, se laburaban muchas horas y había que lidiar con la gente rompe bolas, que es mucha. Llegó a su casa como a las 9 de la noche, se pegó un baño y puso la televisión. En TN pasaron primero una movilización de ATE en la General Paz que generó caos en toda esa avenida. Qué suerte tuve, se dijo, hoy estuve dos horas por ahí y no me agarraron los piqueteros. Después, una vieja asustada de Lomas de Zamora decía que en el Gran Buenos Aires ya no se podía vivir, a ella la habían asaltado dos veces al salir de la verdulería. Y ayer -dijo la vieja, en el colmo de la exasperación- un chico me quiso sacar la bolsa con las papas y el zapallo, yo me resistí y me manoseó el mocoso insolente, y a pesar de que me decía guarangadas y me tocaba yo la bolsa no la solté, terminó de decir la vieja, sollozando, pobre. "A vos te parece que esta mujer tenga que pasar por esto, a esta edad"", dijo Carlos mientras empezaba a apurar el vasito de Cinzano que tomaba todas las noches. En TN, ahora, pasaban un asalto en un banco de San Isidro, los ladrones fueron sorprendidos por la alarma que presionó algún gil asustado, jugados por jugados cuando se sale a poner el pecho no hay mucho tiempo para los razonamientos, salieron a los tiros cubriéndose con rehenes. Eran cuatro, dos escaparon y dos cayeron bajo las balas de la Bonaerense. Ningún rehén fue herido a pesar de que la policía nunca reparó en ellos. Los dos chorros prefirieron perder la vida antes que quitárselas a los rehenes. Sin embargo, el comentarista de TN hablaba como si los muertos hubieran sido los rehenes y la policía. No se puede vivir en esta inseguridad, la gente vive continuamente expuesta a estos malvivientes que ponen en riesgo la vida de los demás. Carlos no podía discernir ni leer entre líneas la información. Entonces dijo: a mi si me vienen a buscar me van a encontrar; ningún pendejito de estos, drogones de mierda, me va a llevar por delante. Yo no les doy el auto ni en pedo. -Y qué vas a hacer, papi?, le preguntó uno de los chicos. -Me voy a defender, mi amor, porque no hay que dejarse sacar lo que es de uno, demasiado cuesta ganarlo. -Pero si te paga el seguro, qué problema te hacés?, terció la mujer. -No importa, el auto es mío, por qué me lo van a sacar? Los pongo de una, conmigo no joden, a estos pendejitos drogados de un sola mamporro los desmayo y los mando al hospital.

Al día siguiente Carlos se levantó a las 7, se hzo unos mates que compartó con su compañera y después llevó los chicos al colegio. De ahí otra vez la remisería y vuelta a empezar. A eso de las 2 de la tarde lo llamaron para un viaje a 3 cuadras de donde estaba. -Yo voy, dijo por la radio. Conocía a la clienta, viajaba siempre y era un viajecito más o menos piola, de 20 pesos. Con eso cubría el gas de todo el dia, pensó y enderezó para la dirección que le pasaron. Al llegar no encontró a la señora en la puerta, en lugar de tocar bocina -como siempre hacía y como siempre hacen los remiseros acá y en la China- decidió bajarse del auto e ir a tocar el timbre. Mientras esperaba vio que a los pedos venía por la misma calle otro auto con tres pibes adentro. El no sabía que los pibes venían de robar a pocas cuadras de ahí, empezó a entender de que venía la cosa cuando el auto frenó de golpe detrás de su auto, uno de los pibes se bajó corriendo y lo apuntó. No tenía más dd 14 años, Carlos no tuvo miedo, le cayó mal que la persona que iba a abrir la puerta no la abriera cuando sintió lo que pasaba. El pibito se acercó demasiado mientras le pedía la billetera, de un solo movimienzo hizo que llevaba la mano al bolsillo y lo sentó de culo con un hermoso derechazo; el pibito que se había quedado en el auto comenzó a disparar, un balazo le acertó en la pierna, pero igual Carlos ya estaba jugado, tan jugado como los pibitos chorros. Se acercó al auto parado, por atrás, el chorro de arriba no se animó a bajar, Carlos metió medio cuerpo por la ventanilla y se le prendió del volante mientras el chorrito con la cara hinchada se subía por el lado del acompañante. -Parate pendejo, la concha de tu madre. -Larga papá, largá que te quemo, lacochatuma. Todo pasó muy rápido. La misma pistola que lo había herido en la pierna ahora lo hería mortalmente en el pecho. Carlos no largó el volante, intentando a esta altura aferrarse más a la vida que a detener al chorro, que ya muy asustado optó por estrellar el auto contra otro estacionado para terminar de liquidar a Carlos, que de esa manera soltó el volante y quedó tirado sobre el asfalto.

Para TN y otros medios fue una noticia más, nunca asumirán cuánto mal le hacen a la sociedad incentivando actos justicieros. Desde aquel ingeniero Santos hasta hoy mucha gente ha perdido la vida en su intento de ser héroes. Mucha más ha perdido la vida por ser víctimas de un sistema injusto que los margina y no tiene modo de hacerlos regresar. Esos pibes están hoy en algún lugar de detención para menores, cuando salgan dentro de unos años serán malvivientes irrecuperables que morirán en cualquier tiroteo.

En el Día del Periodista es bueno recordar que, mal que nos pese, somos sujetos políticos y tenemos responsabilidades; casi nunca podemos ejercer nuestra profesión como queremos, pero intentemos ser dignos, al menos, y coherentes con nosotros mismos, que de a poquito podemos cambiar las cosas. Como dijo mi abuela, con paciencia y saliva, el elefante se cogió a la hormiga.