miércoles, 28 de mayo de 2008

Deprimida















La Nación dice que la bella Kirsten Dunst estuvo deprimida, pobichita. Pero la concha puta de su madre, está bien que el mundo está para el orto, que el cambio climático nos va a inundar el upite, que va a nevar en Cuba y que no sé cuántas cosas más; pero además de eso, que es un problema común a toda la humanidad, DE QUÉ CARAJO SE TIENE QUE PREOCUPAR ESTA CONCHUDA!!?? La pibita ya estaba para matarla en Jumanji, problemas judiciales mediante










Pero resulta que después fue creciendo, hizo un par de papeles más, hasta que la tocó la varita mágica del hombre araña, se llenó de guita y se deprimió, qué boluda. Mientras tanto, la chica se transformó en esto:














Y bueno, ahora el deprimido soy yo, viejo. Esta guachita, con lo buena que está, no tiene derecho a deprimirse, no debería permitírsele. Una mina así tiene que recorrer el mundo entregando el rosquete, haciendo feliz a la humanidad. Ni tiempo para deprimirse le daríamos. Basta de la dictadura de la belleza. Habría que votar una ley universal: mina que está buena, mina que tiene que entregar a todos quienes no tenemos oportunidad de acceder a semejante mercadería. Pero la puta madre, mirá que venir a deprimirse con todas las cosas buenas que puede hacer por el mundo.

viernes, 23 de mayo de 2008

El debut sexual de Nacho

En mi vida adolescente he hecho muchas cosas, entre ellas trabajar en una pizzería de la avenida Mitre, en Avellaneda. Era una esquina concurrida, tenía su kiosco de diarios, un lustrador de zapatos, un levantador de quiniela y por la noche algunas chicas que, discretamente, te hacían la vida más feliz. Entre los personajes que frecuentaban esa esquina estaba Nacho. Era un personaje raro. Quienes lo conocían de años decían que vivía en una calle cercana, en un lindo barrio, solo, entre la mugre. Hacía algunos años había muerto su madre –su única familia– que lo cuidaba como a un nene. Es que Nacho era eso, un nene. Detrás de ese tipo de más de 40 años había un nene de no más de 9 o 10 años. Hiciera frío o calor, Nacho andaba siempre de sobretodo, una camisa toda sucia y un pantalón. Por la mañana venía siempre con el pelo mojado, bien peinado, su mamá le había enseñado bien a hacer eso todas las mañanas. Pero claro, a Nacho no le gustaba bañarse. Le dábamos un café con leche con medialunas y se iba. Por supuesto, no se le cobraba; a veces le dábamos una escoba para que barriera la vereda o lo mandábamos a hacer algo, o a limpiar la cuadra donde se hacían las facturas y las masas. Sólo en esos casos se sacaba el sobretodo. Nunca andaba bien afeitado, fue el precursor de la famosa barba de dos días que después utilizaron otros personajes. Sólo estaba afeitado cuando iba a la peluquería, en donde le cortaban el pelo y lo afeitaban, todo gratis, claro. Con Nacho podías hacer las mismas bromas que hacés con un nene, le podías tocar el hombro y mirar para otro lado, entonces el se reía y te decía "fuiste vos!". No, Nacho, no ves que estoy ocupado haciendo otra cosa? "No, fuiste vos", decía.
Un día descubrí por qué Nacho usaba siempre sobretodo. Mejor dicho, no lo descubrí sino que me lo dijeron. Luego pude comprobar que era cierto. Después del desayuno y de darnos una mano con algunas cosas, Nacho se iba a las paradas de los colectivos, se paraba detrás de una linda señorita, metía la mano por el bolsillo agujereado del sobretodo y se mandaba soberana paja. No sabés la concentración que ponía Nacho en tal tarea, y el movimiento era imperceptible, no se pegaba a la mina, no la tocaba, ni se daban cuenta. Él se acomodaba, tiraba un poco la pelvis para adelante, metía la mano en el bolsillo y se la zarandeaba. En esos momentos era imposible que Nacho te reconociera, te saludara o algo. Yo a veces pasaba y le pegaba un cachetazo en la cabeza, entonces se sorprendía y te miraba con odio, como diciéndote: no ves que estoy ocupado? Pero luego se reía, porque Nacho no tenía maldad, no podía enojarse.
Cierta vez, en el horario de la noche, donde todo era más relajado, se les ocurrió hacerlo debutar. Nacho era un nene de 9 años en un cuerpo de un hombre de 45. La paja se la hacía por una necesidad biológica, pero no sentía aún –y no la sentiría nunca– que tenía que enamorarse o hacer el amor con alguien. Pero para estos pelandrunes de la noche, acostumbrados a que cuando cerraba el boliche hacían pasar a las chicas a tomar una cerveza, comer unas porciones de pizza y, si cabía, hacerse tirar la goma, poco les importó el deteriorado cerebro de Nacho. Consiguieron a una de las chicas, le dijeron que tenía que debutar y que lo calentara bien, porque si no él no se iba a animar. Primero lo tuvieron que limpiar un poco, lo bañaron, lo perfumaron, le pusieron una camisa limpia. Si cabe, habría que decir que Nacho era un lindo tipo, flaco, ojos verdes, pero la cara de pajero lo mataba. De todas formas, para él era todo un juego, no sabía en qué consistía eso de debutar. Hasta que se vio encerrado en el baño con esa mujer que se le tiraba encima. Según relatos de ella misma, Nacho no atinaba a hacer nada, ni siquiera a hacerse una paja, porque lo bueno de la paja era que la chica no tenía que darse cuenta, no participar de ella, eso ya no es paja. Entonces ella comenzó a franelearlo, a tocarlo, a insinuarse, a medida que notaba que él iba cambiando de actitud y se apoderaba de él algo que ella interpretó como calentura. Pero de pronto encontró su cuello entre las manos de él, que no le dejaban pasar el aire y se estaba ahogando. Propiamente la estaba estrangulando, diría la Chona. Con la última gota de aire, la chica logró gritar. Corrieron hacia el baño y pudieron sacárselo de encima. Ella salió corriendo espantada y nunca más pisó la pizzería, ni siquiera sé si le interesó cobrar sus servicios. Nacho siguió haciendo su vida, pajeándose en las paradas, detrás de alguna linda señora o señorita. Nunca supo qué pasó esa noche. Si vos le preguntabas, sólo se reía. Un psicólogo diría que, puesto en una situación para la que no estaba preparado, reaccionó como pudo, de manera violenta. No sé dónde esta Nacho ahora, seguramente debe haber muerto, virgen aún, como el nene que era.

martes, 20 de mayo de 2008

Meloso

A mi amiguito mlosteau le quiero dedicar este tema de amor. Los temas melosos como éste que canta Juan Luis Guerra siempre fueron denostados por cierto mundillo intelectual. Es más, yo que de intelectual no tengo nada, he sostenido la posición de que los temas musicales tienen que ser "de combate" o, en su defecto, sólo buena música, o sea, la que me gusta a mí. Además de mlosteau se lo dedico a todo aquel que no le dé vergüenza escuchar cada tanto un temita de éstos y a todas las mujeres que se emocionan escuchándolo.

miércoles, 14 de mayo de 2008

La vuelta del Matador

Siempre los mismos facinerosos haciendo su crítica: "Peralta volvé al barrio", "Peralta dejá de hacerte el maricón", "Peralta, si vos no puteás no existís", y así... Encima, hoy a la mañana me sentía mal, estoy atravesando o, mejor, una semi gripe me está atravesando, y decidí tomarme un par de bayaspirinas. Pero resulta que en el barrio no se consiguen. El chino de la esquina dice que es por el confllicto del campo. Porque resulta que ahora todo se produce en el campo. Morfamos, cogemos y vivimos gracias al campo, no sabían? Ese preservativo con gusto a frutilla parece que también se lo debemos al campo. En fin, la puta que lo parió. Cuándo llegará el mundo moderno para poder prescindir de todos estos hijos de puta? Una pastilla, y comés. Otra pastilla, se te para. Otra pastilla, viene una mina y te tira la goma, y así. Nada de campo ni la concha de su madre. Bueno, el tema es que para conseguir una bayaspirina tuve que ir al mercado negro. Voy a Fuerte Apache y me querían vender cualquier cosa menos bayaspirina. Me cruza un amigo y me dice: "Vieja, recatate". Qué pasa?, le pregunto. "En ese bló de mierda está poniendo cualquié cosa, vo' tené que putiá, vo' putiá, que acá con lo pibe no cagamo' de risa". Bueno, pero hay que poner otras cosas, también. "Qué cosa, papá?? Si te enamoraste primero de una vieja y despué de la otra!! andáaaaaa". Entonces pienso que quizás tienen razón, que solamente sirvo para putear, es feo servir sólo para eso pero al menos tengo una misión en la vida.
Entonces, a lo tuyo, como dijo el Mono Mario.
Leo esta mañana en la tapa de La Nación: "El Mayo Francés fue sólo una pantomima". Se trata de una entrevista de Luis Corradini al filósofo Alain Finkielkraut. El título era provocador, así que me metí a leer el reportaje. Ya de entrada aclaran que el tipo es tildado de reaccionario por otros a su vez un poco menos reaccionarios. Traté de no dejarme llevar por esas primeras impresiones y me dispuse a leer un poco más:
... "los papeles de maestro y alumno fueron totalmente transformados. Después de los 60, la escuela terminó convirtiéndose en una institución educativa igualitaria. La autoridad del maestro sobre el alumno fue profundamente cuestionada. Hasta la misma transmisión del conocimiento fue calificada por Pierre Bordieu de opresión"...

Guau! Averiguo un poco y resulta que el tipo es leído en algunos institutos de formación docente por esta postura. Tabién, de esto no entiendo nada, pero digo: Jorge Rafael Videla dice "a la mamá no hay que pegarle"; pero yo no puedo enseñarle a mi hijo que, como dijo el teniente general Videla, a la mamá no hay que pegarle. Entonces, todo bien con lo que plantea sobre la escuela, pero mirá lo que dice más adelante, ante un centro que le tira Corradini:

“-Según usted, es un error erigir la discriminación como un crimen mayor en nuestras sociedades occidentales.

-Así es. En un primer tiempo uno está contento porque dice: ¿qué puede ser peor que excluir a alguien por su religión, sus orígenes, su sexualidad, etcétera? Pero, poco a poco, termina dándose cuenta de que es la discriminación misma -es decir, el discernimiento- lo que se califica de racismo. Ya no tenemos el derecho de hacer diferencias entre los seres humanos.”


Impresionante. Ya con esto alcanza para mandarlo a la concha de su madre, opine lo que opine sobre todo lo demás. Pero sigue:

"Mayo del 68 fue un gran movimiento mimético. Se dice que fue un gran momento libertario. En realidad, nos imitábamos unos a otros. Ese fenómeno de imitación generalizado tenía algo de fascinante. En el fondo, sabíamos que éramos sólo unos imitadores. Que se trataba de una pantomima disfrazada de drama."

O sea, el tipo hace un análisis sólo basado en Francia. Resulta que en esa época no existían ni Checoslovaquia, ni México, ni Estados Unidos había invadido Vietnam. Resulta que eran todos unos imitadores. En esa época Nito Artaza y Cherutti se hubieran cagado de hambre. No voy a seguir polemizando sobre este tema porque hay miles de libros escritos y análisis un pco más serios, pero... Entonces, qué mejor vuelta que una puteadita a este facho hijo de mil putas. Finkielkraut, andate bien a la reputa madre que te reparió, vos y tu mamá también. Ah, no te olvidés de llevarlo a Corradini.

lunes, 12 de mayo de 2008

Carta de amor a Cristina

Hola dulzura, te extraño. Nos hemos abandonado.
Tal vez olvidamos nuestros orígenes y hoy no sabemos cómo retomar la senda. Todo es cuestión de volver a empezar, nada más. Yo nunca te voy a abandonar, no me importa lo que digan. Tus ojos grandes me quemaron el corazón, perdí la brújula y hoy estoy sin rumbo, colgado del pincel. Pero vamos a salir adelante. Te lo juro.

martes, 6 de mayo de 2008

Mi media naranja

"Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en el medio del patio" (Julio Cortázar)

Viernes 5 de la tarde. Cabrera y Serrano. Veredas rotas por alguna empresa que trabaja tercerizada andá a saber para qué monstruo. Salgo de un edificio nuevo, modernoso, bastante feo. Ella caminaba presurosa, buscando algo. Me miró y pasó raudamente. Yo también. De pronto volvió sobre sus pasos, me miró y me preguntó: "los cables de teléfono van enterrados o todavía van por aire". Eh, sí, eh, bueno, en realidad. No supe qué contestar inmediatamente, y ella me interrogaba con esos ojos casi criminales. "Bueno, en realidad hace un tiempo los vienen enterrando", le dije luego. Ella mide 1,55 más o menos, cabello castaño claro, teñido, ojos marrones, una blusa, saquito y pollera todo al tono, zapatos y cartera negra. Entre 65 y 70 años. Luego de mi ignorante respuesta, y antes de que yo le preguntara a qué venía esa pregunta a alguien que ni siquiera tiene pinta de trabajador telefónico, me dice: "hace cuatro meses que estoy sin teléfono, y llamo al 114 pero nadie me da bola, siempre hablo con una maquinita".
–Bueno –le contesto–, pero es mejor llamar al 112, esperar que alguien la atienda, ir marcando las opciones de forma tal que al final termine hablando con alguna persona.
–Pero ahí que tengo que hacer?
–Y, lo mejor es que le cuente sus problemas de incomunicación, y después de un rato se va poniendo nerviosa hasta terminar puteando al empleado que la atienda, no importa que no tenga la culpa.
–Eso –me dice ella con los ojos ya más inyectados en sangre–, yo lo que quiero es un lugar donde ir a recontraputearlos!!!! Donde mierda tienen la oficina!!!???
–Sabe qué pasa, señora? Han cerrado todas las oficinas, para evitar precisamente eso: que la gente vaya y les haga escándalo por el servicio de mierda que prestan.
–Pero no tienen una oficina por ahí por Puerto Madero, voy ahí y les armo kilombo.
–Sí, lo que pasa es que ahí no hay atención al cliente, y lo más probable es que la termine sacando alguien de seguridad.
–Pero son unos hijos de mil putas!! Hace cuatro meses que estoy sin teléfono, si yo supiera por dónde pasan los cables me cuelgo de un palo y me conecto como sea.
–Claro, pero es peligroso –le digo yo, totalmente obnubilado, muerto de amor.
–Cosas peores he hecho, si se entera de alguno que se cayó de un palo de luz tratando de conectar el teléfono, seguro que fui yo. No puede ser estos hijos de puta!!!

Se dio media vuelta y se fue, mascullando, puteando, viendo la forma de que Telecom se arrepienta para siempre de haberla tenido como clienta. Y yo quedé ahí, solo, acorralado entre el adoquín y las veredas rotas, viendo cómo se alejaba mi alma gemela, mi media naranja, mi puteadora y kilombera a morir. A todos nos llega el amor, muchachos, y nunca sabemos por dónde va a aparecer y desaparecer. Duró lo que un suspiro, pero me hizo feliz.

domingo, 4 de mayo de 2008

Fe de ratas

No sé si esto se hace o no, pero no voy a ser tan trucho de corregir los errores que me marcaron en el propio post. Así que gracias a los comentarios de anónimo y deb sobre el 1º de mayo pude darme cuenta de los errores que cometí, que centralmente pasan por el famoso copiar y pegar. Les pido mil disculpas y les prometo, de verdad, que esto seguramente va a volver a suceder.

jueves, 1 de mayo de 2008

Feliz día... la cachucha de tu hermana la más baqueana

Pero loco, dónde mierda vamos a ir a parar?!!! Yo no digo que vayamos todos a leer a Kropotkin, Lenin y Plejanov, pero tampoco la pavada. Qué es eso de decir "Feliz día" en el Día de los Trabajadores?? Master, ese día asesinaron en la horca a mucha gente inocente, que peleaba por las ocho horas de trabajo que hoy todavía gozamos a pesar del menemismo. Como ahora y como siempre, un provocador tiró una bomba y acusaron a August Spies, Arbeiter Zeitung, Samuel Fielden, Oscar Neebe, Michael Swabb, Georg Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons, Louis Linng. Los conocemos como los mártires de Chicago. Algunos fueron a la horca, otros fueron condenados a trabajos forzados y alguno se suicidó en su celda. Estos, y no Cristo, murieron por nosotros. Ellos son el verdadero Cristo de los trabajadores. Y viene cualquier boludo lumpen desclasado y te dice feliz día como si fuera tu cumpleaños, la concha de su madre. Me lo dijo un hijo de un amigo, y me puse en maestro y le expliqué cómo eran las cosas. El pibe reaccionó bien, me dijo: "mirá vos, a nosotros esas cosas no nos las explican, porque si sabemos esas cosas somos peligrosos". Pero a otro boludazo de 40, 50 años no le voy a andar explicando quiénes fueron los mártires de Chicago. Cuando yo sea tirano voy a anular el 1 de mayo como feriado, si no quieren laburar los trabajadores van a tener que hacer huelga, porque es lo que corresponde a un día de lucha, la puta que lo parió. Como regalo, les dejo la cobertura que el cubano José Martí hizo para el diario "La Nación", de Argentina. Encontré algún párrafo hace un par de años, ahora encontré todo el artículo, es una verdadera obra de arte relatar semejante tragedia de esa manera. Supongo que la extensión no será un problema para leer a Martí. Espero que lo disfruten.

“Y ya entrada la noche y todo oscuro en el corredor de la cárcel pintada de cal verdosa, por sobre el paso de los guardias con la escopeta al hombro, por sobre el voceo y risas de carceleros y periodistas, mezclado de vez en cuando a un repique de llaves, por sobre el golpeteo incesante del telégrafo que el "Sun" de Nueva York tenía establecido en el mismo corredor... por sobre el silencio que encima de todos esos ruidos se cernía, oíanse los últimos martillazos del carpintero en el cadalso. Al fin del corredor se levantaba el cadalso.

-Oh, las cuerdas son buenas: ya las probó el alcaide.

El verdugo habla, escondido en la garita del fondo, de las cuerdas que sujetan el pestillo de la trampa.

-La trampa está firma, a unos diez pies del suelo... No; los maderos de horca no son nuevos; los han pintado de ocre para que parezcan bien en esta ocasión; porque todo ha de estar decente, muy decente... Sí, la milicia está a mano; y a la cárcel no se dejará acercar a nadie... De veras que Lingg era hermoso...

Risas, tabaco, brandy, humo que ahoga en sus celdas a los reos despiertos. En el aire espeso y húmedo chisporrotean, cocean, bloquean, las luces eléctricas. Inmóvil sobre la baranda de las celdas, mira al cadalso un gato... Cuando de pronto, una melodiosa voz, llena de fuerza y sentido, la voz de uno de estos hombres a quienes se supone fieras humanas, trémula primero, vibrante en seguida, pura y luego serena, como quien ya se siente libre de polvos y ataduras, resonó en la celda de Engel, que, arrebatado por el éxtasis, recitaba "El tejedor", de Enrique Heine, como ofreciendo al cielo el espíritu, con los dos brazos en alto:

"Con los ojos secos, lúgubres, ardientes,
rechinando los dientes,
se sienta en su telar el tejedor;
¡Germania vieja, tu capuz zurcimos!
Tres maldiciones en la tela urdimos;
¡Adelante, adelante el tejedor!

Maldito el falso Dios que implora en vano
en invierno tirano
muerto de hambre el jayán en su obrador;
¡En vano fue la queja y la esperanza!
Al Dios que nos burló, guerra y venganza.
¡Adelante, adelante el tejedor!

¡Maldito el falso Rey del poderoso
cuyo pecho orgulloso
nuestra angustia mortal no conmovió!
¡El último doblón nos arrebata,
y como a perros luego el Rey nos mata!
¡Adelante, adelante el tejedor!

¡Maldito el falso Estado en que florece,
y como yedra crece
vasto y sin tasa el público baldón;
donde la tempestad la flor avienta
y el gusano con podre se sustenta!
¡Adelante, adelante el tejedor!

¡Corre, corre sin miedo, tela mía!
¡Corre bien, noche y día!
Tierra maldita, tierra sin honor,
con mano firme tu capuz zurcimos;
tres veces, tres la maldición urdimos:
¡Adelante, adelante el tejedor!'

Y rompiendo en sollozos, se dejó Engel caer sentado en su litera, hundiendo en las palmas el rostro envejecido. Muda lo había escuchado la cárcel entera, los unos como orando, los presos asomados a los barrotes, estremecidos los periodistas y los carceleros, suspenso el telégrafo, Spies a medio sentar, Parsons de pie en su celda, con los brazos abiertos, como quien va a emprender vuelo.

El alba sorprendió a Engel hablando entre sus guardas, con la palabra voluble del condenado a muerte, sobre lances curiosos de su vida de conspirador; a Spies, fortalecido por el largo sueño; a Fischer, vistiéndose sin prisa las ropas que se quitó al empezar la noche para descansar mejor; a Parsons, cuyos labios se mueven sin cesar, saltando sobre sus vestidos, después de un corto sueño histérico.

-¿Oh, Fischer, cómo puedes estar tan sereno, cuando el alcaide que ha de dar la señal de tu muerte, rojo por no llorar, pasea como una fiera de alcaidía?

-Porque -responde Fischer, clavando una mano sobre el brazo trémulo del guarda y mirándole de lleno en los ojos- creo que mi muerte ayudará a la causa con que me desposé desde que comencé mi vida, y amo más que a mi vida misma, la causa del trabajador; y porque mi sentencia es parcial, ilegal e injusta.

-Pero Engel, ahora que son las 8 de la mañana, cuando ya sólo te faltan dos horas para morir, cuando en la bondad de las caras, en el afecto de los saludos, en los maullidos lóbregos del gato, en el rastreo de las voces, y los pies, estás leyendo que la sangre se te hiela, ¿cómo no tiemblas, Engel?

-¿Temblar porque me han vencido aquéllos a quienes hubiera querido yo vencer? Este mundo no me parece justo; y yo he batallado, y batallado ahora con morir, para crear un mundo justo. ¿Qué me importa que mi muerte sea un asesinato judicial? ¿Cabe en un hombre que ha abrazado una causa tan gloriosa como la nuestra desear vivir cuando puede morir por ella? ¡No, alcaide, no quiero droga; quiero vino de Oporto! -Y uno sobre otro, se bebe tres vasos...

Spies, con las piernas cruzadas, como cuando pintaba para el "Arbeiter Zeitung" el universo dichoso, color de llama y hueso, que sucedería a esta civilización de esbirros y mastines, escribe largas cartas, las lee con calma, las pone lentamente en sus sobres, y una y otra vez deja descansar la pluma para echar al aire, reclinado en su silla, como los estudiantes alemanes, bocanadas y aros de humo. ¡Oh Patria, raíz de la vida, que aun a los que te niegan por el amor más vasto a la Humanidad, acudes y confortas, como aire y como luz por mil medios sutiles! "Sí, alcaide -dice Spies-, beberé un vaso de vino del Rin".

Fischer, cuando el silencio comenzó a ser angustioso, en aquel instante en que en las ejecuciones como en los banquetes todos los concurrentes callan a la vez como ante solemne aparición, prorrumpió iluminada la faz por venturosa sonrisa, en las estrofas de "La Marsellesa" que cantó con la cara vuelta al cielo... Parsons, a grandes pasos mide el cuarto..., vuélvese hacia la reja..., gesticula, argumenta, sacude el puño alzado, y la palabra alborotada, al dar contra los labios, se le extingue como en la arena movediza se confunden y perecen las olas.

Llenaba de fuego el sol las celdas de los cuatro reos, cuando el ruido improviso, los pasos rápidos, el cuchicheo ominoso, el alcaide y los carceleros que aparecen a sus rejas, el color de la sangre que sin causa visible enciende la atmósfera, les anuncian lo que oyen sin inmutarse, ¡que es aquélla la hora!

Salen de sus celdas al pasadizo angosto. "¿Bien?". "¡Bien!". Se dan la mano, sonríen, crecen: "Vamos".

El médico les había dado estimulantes. A Spies y a Fischer les trajeron vestidos nuevos; Engel no quiere quitarse sus pantuflas de estambre. Les leen la sentencia a cada uno en su celda; les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero; les echan por sobre la cabeza, como la túnica de los catecúmenos cristianos, una mortaja blanca; abajo, la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso, ¡como en un teatro!

Ya vienen por el pasadizo de las celdas, a cuyo remate se levanta la horca; delante va el alcaide, lívido; al lado de cada reo marcha un corchete. Spies va a paso grave, desgarradores los ojos azules, hacia atrás el cabello bien peinado, blanco como su misma mortaja, magnífica la frente; Fischer le sigue, robusto y poderoso, enseñándose por el cuello la sangre pujante, realzados por el sudario los fornidos miembros. Engel anda detrás a la manera de quien va a una casa amiga, sacudiéndose el sayón incómodo con los talones. Parsons, como si no tuviese miedo a morir, fiero, determinado, cierra la procesión a paso vivo. Acaba el corredor, y ponen el pie en la trampa; las cuerdas colgantes, las cabezas erizadas, las cuatro mortajas.

Plegaria es el rostro de Spies; el de Fischer, firmeza; el de Parsons, orgullo rabioso; a Engel, que hace reír con un chiste a su corchete, se le ha hundido la cabeza en la espalda. Les atan las piernas, al uno tras el otro, con una correa. A Spies el primero, a Fischer, a Engel, a Parsons; les echan sobre la cabeza, como el apagavelas sobre las bujías, las cuatro caperuzas. Y resuena la voz de Spies, mientras está cubriendo la cabeza de sus compañeros, con un acento que a los que le oyen les entra en las carnes; "La voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora". Fischer dice, mientras el vigilante atiende a Engel: "Este es el momento más feliz de mi vida".

"¡Hurra por la anarquía!", dice Engel, que había estado moviendo bajo el sudario las manos amarradas hacia el alcaide. "Hombres y mujeres de mi querida América...", empieza a decir Parsons... Una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen a la vez en el aire, dando vueltas y chocando. Parsons ha muerto al caer, gira de prisa, y cesa; Fischer se balancea, retiembla, quiere zafar del nudo el cuello entero, estira y encoge las piernas, muere; Engel se mece en su sayón flotante, le sube y baja el pecho como una marejada, y se ahoga; Spies, en danza espantable, cuelga girando como un saco de muecas, se encorva, se alza de lado, se da en la frente con las rodillas, sube una pierna, extiende las dos, sacude los brazos, tamborilea; y al fin expira, rota la nuca hacia adelante, saludando con la cabeza a los espectadores”.