jueves, 24 de abril de 2008

El problema del armamento

El otro día, en los blogs del Aguilucho y deb, se reprodujeron fotografías que mostraban cómo está armada la sociedad norteamericana. Esto disparó una serie de opiniones, casi todas abonando la teoría de que los yanquis están más bien locos, pero aun así yo justifiqué el armamento, es decir, no estoy en contra de que la sociedad esté armada. En el sistema capitalista está claro que quienes tienen el derecho a portar armas son quienes tienen el poder de policía. En la Rusia de Lenin se invirtieron los papeles y quienes estaban armados eran los obreros; en cambio, la burguesía fue desarmada. Esto está claro en algunas resoluciones del gobierno revolucionario que se pueden encontrar fácilmente en Internet y que por eso desisto de reproducir. Ahora bien, en una continuación del debate, deb justificó muy bien su posición, con tal variedad de argumentos que me hicieron dudar sobre la conveniencia de que la sociedad argentina esté armada. Mi justificación, aclaro, no tiene que ver con que uno debe estar armado para defenderse de los chorros o lo que sea; mi justificación apunta a que el pueblo tiene derecho a aprender a manejar armas, que no se le debe dejar sólo a las fuerzas armadas, que finalmente las usan para reprimirnos. Estaba tecleando en mi convencimiento cuando vino el bi-dente De Angeli a reafirmar mi posición. Es decir, el tipo mandó que los chacareros estaban armados para resistir una posible provocación y agregión del aparato de camioneros de Moyano. En la discusión con deb puse de ejemplo a los palestinos, que durante años enfrentaron con piedras los cañones israelíes, y que eso me pareció siempre sumamente injusto. Pero De Angeli me movió otras cosas. Dejemos a estos muñecos chacareros y tutti cuanti, cuya lucha se parece más a una guachada que a otra cosa; vayamos a cualquier sindicato antiburocrático, por ejemplo Subtes. Son parte de UTA, los trabajadores del Subte, pero ni ahí responden a la burocracia que la conduce. Vamos a suponer que la dirigencia de UTA quiere disciplinar a esos díscolos y, en una eventual medida de fuerza, amaga con ir a las estaciones para obligarlos a trabajar y a manejar las formaciones. Esto no es ningún delirio, pues éste y no otro es el objetivo de tener al frente de los sindicatos a estos corruptos útiles para ello pero buenos para nada. Por eso los gobiernos y las patronales acuerdan con ellos, en nombre de la paz social. Pero vamos al armamento: vienen estos muñecos, que no les importa que sea ilegal portar armas, y a los tiros quieren disciplinar a los huelguistas. No se justifica, en ese caso, que los laburantes tengan la destreza necesaria para resistir a los quinta columna? Y no hablemos de militantes o activistas, porque en una huelga participa también la base y se la juega. Si no es a través de haber estado en contacto con armas y haberlas manejado, ¿cómo hace esa gente para resistir a los matones? No soy violento, tampoco soy pacifista, pero me parece que a veces es más bueno que malo que la sociedad esté armada. En la película argentina "No habrá más penas ni olvido" hay una escena memorable cuando los milicos se acercan al edificio municipal tomado y les responden a los tiros. Las caras reflejaban la sorpresa de que alguien que no sea ellos tenga la posibilidad de disparar un arma. De última, ellos siempre han usado las armas mucho peor que nosotros.

lunes, 21 de abril de 2008

Ni-co-li-no!!

No soy el más autorizado para escribir de esto; pero el excelente artículo que publicó el doc9 me movió las fibras más íntimas, me hizo acordar de mi infancia y prometí escribir algún recuerdo. Respecto del boxeo tengo pocos pero buenos: vi en directo, vía satélite, una de las mejores peleas de la historia del box, cuando el Negro Galíndez, con el ojo a la miseria, se resistió a abandonar el ring por un cabezazo y noqueó en el último round, bañado en sangre, a Ritchie Kates. Era mayo de 1976 y la dictadura ni siquiera me preocupaba. También una vez fui al Luna a ver una defensa de Santos Benigno Laciar. Creo que fue en el 81 o 82, al Falucho le robaron la pelea, se la dieron al panameño Ibarra y se armó un cachengue de la gran puta, todo el mundo tirando monedas. Si tenemos en cuenta que estábamos en dictadura, tirar esas monedas fue toda una osadía. A esa altura yo no sabía cuánta gente se moría por el boxeo; no conocía a los periodistas que decían que mientras haya miseria habrá boxeo. Simplemente me gustaba ver a dos tipos cagarse a bollos. Hasta que descubrí que en el box también hay arte. Y el artista era Nicolino. Sólo llegué a ver los últimos destellos de este artista incomparable, y me parece el autor de una de las obras de arte más hermosas de la historia. Nicolino tendría que pasar a la historia grande como el inventor de otro deporte, así como los griegos sobrevivieron también por la realización de sus juegos en Olimpia, cuando los deportistas puedan hacer lo que hacía Locche (algún día, dentro de muchos años, lo lograrán) habrá que recordar al adelantado, al único que hacía otra cosa que muchos, erróneamente, llamaron box. Enumerar todas las cosas que hacía el Intocable arriba del ring no me corresponde, sólo algún viejo entendido podrá contar las anécdotas de este tipo. Nicolino tenía cara de vago, de atorrante, caminaba como Chaplin, mientras esperaba que su oponente le tirara la trompada se levantaba los pantalones, o conversaba con el público, o con el jurado, con algún periodista: en el clinch también aprovechaba para descansar y hacer alguna morisqueta a alguno del ring side; otras veces peleaba con una mano y con la otra se apoyaba en la soga. Pero lo más increíble, lo jodidamente increíble, era cuando ponía la cara para que le peguen. Los tipos no sabían qué hacer. Si tiraban el mamporro se exponían a quedar desairados tirándole el bochazo al aire; si no amagaban pegar le hacían el juego a Nicolino quedándose duros, sin saber qué hacer. En fin, ver pelear a Nicolino era un festival para la vista, era divertirse; por suerte Menotti no se dedicó al boxeo si no hubiese inventado "el boxeo que le gusta a la gente". Un grande de verdad, Nicolino; vaya este recuerdo para él. Sé que alguno de los periodistas deportivos que lee este mail (y hablo especialmente de usted, sumbutrule) puede hacer este post mucho más divertido.

jueves, 17 de abril de 2008

La mierda Clarín

Encontré esto en este blog, y me pareció que en lugar de poner el link lo mejor era reproducir lo que hizo este tipo, digno de admirar.


Carta de un periodista

Este viernes será mi último día de trabajo en el querido Zonal Morón/Ituzaingó. He tomado la decisión de renunciar al cargo de redactor que ejercía y, como es de rigor en estos casos, quiero despedirme de los amigos que gané durante mis siete años de permanencia en el diario y de los buenos compañeros con los que compartí muchas tardes entretenidas. Pero no quiero irme sin antes explicarles, a ustedes y también a quienes ocupan los cargos jerárquicos de esta empresa, los motivos de mi retiro.

A fines de marzo la revista Veintitrés me pidió una opinión sobre el rol que cumplen los medios periodísticos y algunos intelectuales en la elaboración del discurso político actual. Yo efectué una dura crítica a lo que se da en llamar el Grupo Clarín y acentué, particularmente, lo que a mi criterio había sido una clara manipulación informativa durante la cobertura del conflicto Gobierno vs. Campo, tanto por parte del diario como de Canal 13 y TN.

En este caso no hice más que expresar, libremente, la vergüenza que me provocó -como periodista pero también como simple ciudadano- el ejercicio "periodístico" del Planeta Clarín y sus satélites. La reacción por parte de la empresa, como es de suponer, fue inmediata. Y hasta la consideré razonable. Es más: a uno de los colegas aludidos, Julio Blanck, le dí explicaciones acerca de por qué yo lo incluía en una lista de hombres de prensa que -desde mi punto de vista- sostienen un discurso "progresista" pero le terminan haciendo el juego al llamado establishment.

Hasta ahí todo bien. Lo que siguió después es distinto. Las autoridades editoriales (en este momento no se me ocurre otro término) le comunicaron a mis jefes que "de ahora en más" dejara de escribir la página 3 del Zonal (que se supone es la más "importante") y que me limitara a hacer -es textual- "notas blandas". Una estupidez, realmente. Pero pocas horas después se emitió otra orden: que no se me autorizara a tomar la totalidad de días de vacaciones adeudados, que había pedido para esta semana. No dieron argumento alguno para justificar la negativa.

La verdad es que por ninguno de estos dos castigos tendría que haberme hecho mala sangre. Sin embargo, dije "basta" y tomé la decisión de no seguir adelante con mi trabajo en el Zonal, harto del doble discurso de este diario, de su hipocresía, de pontificar en sus editoriales y notas de opinión una cosa para después hacer otra. Es tanta la repugnancia que sentí por quienes posan como adalides de la libertad de expresión que me dije a mi mismo: "hasta aquí llegué".

Quiero decir: hace más de 20 años que ejerzo el oficio de periodista; conozco perfectamente los condicionamientos que nos ponen para atenuar o directamente diluir nuestra vocación de contar y decir las cosas como uno cree que son, aun a riesgo de equivocarse. En fin, en casi todos lados he comprobado (eso tan viejo pero siempre vigente) que una cosa es la libertad de prensa y otra la libertad de empresa. Pero lo que viví en Clarín en los últimos tiempos superó todo… Gracias a Dios, ¡todavía tengo vergüenza! Pero lo que ya no tengo es estómago para tragarme las cosas que hace este diario en nombre del periodismo.

A esta altura ya no puedo soportar tanto cinismo. Como cuando desde un título o una nota se insiste en que no decrece el nivel del trabajo en negro y las condiciones laborales son cada vez más precarias, siendo que en todas las redacciones del Grupo se emplea a pasantes a los que se los explota de manera desvergonzada, obligándolos a hacer tareas de redactor por la misma paga que recibe un cadete, sin obra social ni vacaciones. Es el mismo cinismo de despotricar contra la desocupación al tiempo que se lanzan a la calle nuevos productos sin contratar a trabajadores, duplicando y hasta triplicando el horario de los que ya están dentro de la maquinaria. Es el mismo cinismo de presionar a redactores para que se conviertan en editores, bajo la promesa (falsa) de que "algún día" se les reconocerá la diferencia salarial.

Si, como se sostiene el martes 15 en la cotidiana carta del editor al lector, "son los medios y los periodistas los que deben regularse y actuar con responsabilidad democrática", pues bien Sr. Kirschbaum, yo empiezo por esa tarea. Porque si Clarín tanto se rasga las vestiduras asegurando que respeta la libertad de expresión, ¿por qué sanciona a un periodista que vierte, ejercitando esa libertad de pensamiento, una opinión?

Tengo otras cosas para decirle a usted y a quienes lo secundan (si es que a esta altura todavía están leyendo…): la demonización que practica el diario a través de un "inocente" semáforo que cumple la misión de dividir al mundo en ángeles y demonios (según el interés ideológico o comercial del Grupo), ha llegado al nivel de un verdadero pasquín que nada tiene que envidiarle a las publicaciones partidarias. Es peor todavía, porque éstas tienen la honestidad de reconocerse como expresiones de un partido político o de un espacio ideológico. En cambio, Clarín se imprime bajo el infame rótulo de periodismo independiente…

En pos de engrosar la cuenta bancaria se ha perdido todo decoro. Da la sensación de que los que se llaman periodistas o columnistas ya ni sienten un mínimo de pudor por haberse convertido en contadores del negocio mediático, desvividos por saber cuánto dinero ingresa a las arcas; lo único que les falta es salir con el camión de Juncadella. Digo esto porque ha sido patética, en la misma carta del editor del martes 15, la reacción editorial contra otros medios periodísticos competidores que estarían atreviéndose a morder un pedazo del queso que el Grupo quiere deglutirse, como de costumbre, solito y solo, calificando a aquellos de miserables, travestidos y miembros de una jauría. ¡Después cuestionan a D'Elía o a Moyano por las palabras "ofensivas" que lanzan contra el periodismo independiente y democrático!

La mayoría de quienes me conocen saben de mi simpatía y hasta cierta militancia por el peronismo. Pero también saben que no me une ningún tipo de relación con el gobierno, ni con su tan temido Observatorio de Medios, ni con los jóvenes de la Cámpora ni tampoco con sus "grupos de choque". La aclaración vale para que estén tranquilos y no piensen que durante estos siete años fui un agente infiltrado en el Zonal Morón. Simplemente amo el trabajo periodístico, tengo pensamiento propio (aunque, qué le vamos a hacer…: no es el políticamente correcto) y un compromiso de honrar mi oficio.

A Ricardo Kirschbaum, a Ricardo Roa y a tantos otros que mandan les digo que estoy preparado para asumir lo que venga, porque no me extrañaría que las redacciones de otros medios empiecen a recibir llamados telefónicos pidiendo que se me prohíba trabajar de lo que soy. Tan libre me siento, tan espiritualmente íntegro de poderles decir lo que les digo (aunque les resbale), que ya no me importa si la larga mano del Grupo le pone candado a mi futuro para no dejarme otra opción que trabajar como remisero o repositor de supermercado.

Me voy orgulloso de haber seguido aprendiendo lo que es vocación, oficio, dignidad y ejercicio responsable del buen periodismo. Que me lo dieron los jefes de los zonales y un montón de amigos y compañeros a quienes no voy a nombrar para evitarles quedar marcados por mi cercanía afectiva. Me voy avergonzado de la conducta de quienes deberían honrar el trabajo periodístico y no lo hacen.

Claudio Díaz

sábado, 12 de abril de 2008

Una macana

Quería dejarles un video y pasé de Julieta Venegas a Adriana Varela, ambas cantando con Bajo Fondo. Pero recalé en esta perlita de Color Tango con los Hermanos Macana, en Vermont. Una verdadera joya, sobre todo si tomamos en cuenta la sorpresita del final. Los Hermanos Macana se disfrutan mucho más en vivo, porque te hacen cagar de la risa con sus guiños, gestos y cosas que dicen por lo bajo, que acá se pierden un poco. Color Tango es la orquesta que, hoy por hoy, mejor interpreta a Pugliese. Para mi gusto, los del maestro son los mejores tangos para bailar. Pero acá los tangueros están todos divididos, la mayoría se queda con D'Arienzo. Son gustos. Quería dejarlos descansar un poco de la política y el campo, de paso mi cerebro descansa también. Además, en el último post me llamaron oficialista y tuve que pedir una sesión urgente con el psicoanalista. Así que descansemos y disfruten del show.

lunes, 7 de abril de 2008

La verdulería

Los viejos como yo recordamos un lugar que estaba en Corrientes, casi esquina Riobamba. Creo que hoy funciona una estación de servicio en ese lugar. La Verdulería era un lugar raro, te vendían verdura y fruta pero había mesas y se bailaba salsa también. Después pasó su cuarto de hora y desapareció. En mi barrio también hay una verdulería, no es como aquélla pero ayer me dieron flor de salsa. Veo la papa a $1,50, la pera a $3, la lechuga a $2,50, el zapallito 2 kilos $3, en fin, todo había bajado. Antes, en un frigorífico cercano, con venta al público, vi el asado a $7,20. Dije: "Juan, bajaron las cosas". Como diciendo 'viste cómo hablan al pedo estos giles'. Y entonces Juan: "Sí, pero después vuelve a aumentar todo, por el quilombo del campo". Yo le dije: "Pero qué quilombo? Si van a arreglar". Entonces Juan, mi verdulero, me descerraja: "Pero con ésta (Cristina) no hay transa, se la quiere llevar toda". A mi Cristina? Lompo lalma!!! lacochatumá!! Pero me contuve, y le dije: "A mí me parece que el que se la quiere llevar toda es Grobocopatel, que el año pasado facturó 200 millones de dólares, es al revés la cosa". Juan me dio un par de argumentos más y siguió pesando los zapallitos, y me salta a la yugular una señora, un ama de casa, Doña Rosa: "Pero, señor, usted conoce la situación del campo? de los pequeños productores?". La vieja habrá pensado: "a este lo cagué, con esa panza lo más lejos que fue es ala panadería". Entonces le digo: "sí, conozco, por eso hablo". "Ah", me dijo la vieja, y cerró el culo. Había otros tres clientes que me miraban con odio. Pensarían: y éste? de dónde salió? Me quedé pensando que no está mal la rebeldía del argentino, pero habría que discriminar un poco, también. O sea, hay que estar contra el gobierno? Y bueno, vamos. Pero pará, acá al lado lo tengo a Miguens, y más allá está Macri, y por acá anda la gorda Carrió, Bullrich, en fin... no falta algún colado de Tradición, Familia y Propiedad, pendejos con la cruz svástica. Epa. Yo me bajo y trato de hacerles entender a los demás que la cosa no va por ahí. Y digo: frecuento una zona de Entre Ríos desde hace 20 años, los he visto pasar por los últimos años de Alfonsín, todo el menemato, Duhalde, Kirchner y Cristina. Nunca, pero nunca, en esos 20 años estuvieron mejor que ahora. Te lo firmo y lo defiendo con mi sangre, la puta que lo parió. Y no estoy hablando de Grobocopatel, estoy hablando de chacareros de 30 hectáreas, algunos seguro que más, pero nadie tiene 1.000, seguro. El que tiene mucha tierra, directamente vive del arrendamiento, ni siquiera labura. Otros arriendan y se conchaban como peones de algún vecino. Cobran las regalías de su campo más el sueldo por trabajar en la cosecha. Además, las amas de casa que nunca aportaron cobran una jubilación apenas digna, pero la cobran y nunca aportaron. Un viejo de por ahí, que siempre fue chacarero, tuvo mucha guita y otras veces poca, siempre vivió de lo que produjo, pero nunca puso un mango para jubilación. Ahora, viejo ya y sin producir, cobra una jubilación por vejez. Entonces, de qué carajo me hablan? Yo no creo que un sistema basado en la explotación, como el capitalista, resuelva los problemas de la humanidad. Eso lo tengo claro. Pero tampoco como vidrio. Verdura sí.