
Días pasados vi, nuevamente, esa linda película que es "Gracias por el fuego", basada de la novela de Mario Benedetti. Me enamoró nuevamente Bárbara Mujica y me hizo buscar en la novela aquella conversación con Ramón Budiño. Es uno de los textos más maravillosos que se puedan leer sobre la vida, los deseos, los escrúpulos y la muerte. Lean, desasnensén burros. Al costado, una fotito de esa belleza que se nos fue tan joven
* * *
  
  "
Ella también está floja, a mi lado.  Pero vive, gloriosamente vive. Sólo que está dormida. Ahora sí que me  parece indefensa. Ha arrollado las piernas como una chiwuilina y, quién  iba a imaginarlo, respira con la boca abierta. ¿Por qué será que me  conmueve tanto? Su desnudez no es espléndida, pero esos senos pequeños,  de adolescente, me producen vértigo. Y todas esas manchitas, abundantes  pero no tan nutridas como pecas, que tiene en la cintura, y el sexo casi  rubio, y las rodillas infantiles y los hombro tan tersos. Todavía no  puedo creerlo. 'Porque te tengo y no'. Sin embargo, sigue siendo cierto.  No la tengo, claro. Le pertenezco, pero ella no. Después de la tarde de  la Goleta, no le hablé nunca más sobre ella y sobre mí. Fue ella la que  habló. La encontré ayer, sólo ayer, feliz ayer. San José y Yaguarón. La  traje hasta su casa, como siempre por la Rambla. Lo estuve pensando,  dijo, noches y noches. Yo no dije nada, no quería hacerme ilusiones. Sé  que estás sufriendo, dijo. Tampoco contesté. Ramón, dijo. De pronto  pensé que iba a acontecer algo inesperado, una de esas estupendas  noticias que infructuosamente me anuncian desde hace años todos los  horóscopos, y no pude evitar hacerme ilusiones. Ramón, repitió, voy a  acostarme contigo. Aun antes de admitir que el cielo se estaba abriendo,  le agradecí mentalmente que no hubiera dicho: Vamos a hacer el amor,  sino: Voy a acostarme contigo. Tuve que aminorar la marcha del coche y,  antes de Larrañaga, arrimé el auto al cordón. Las manos me temblaban.  Noté que me había olvidado de cómo tragar la saliva. Lo decidí esta  mañana, siguió ella; es muy extraño lo que siento por vos; no sé si te  quiero; es tan distinto de lo que siento por Hugo; es algo mucho más  sereno, más tranquilo, también más agradable; quizá sea la seguridad de  que me comprendés, de que sos bueno; no estoy proponiendo que seamos  amantes en forma más o menos permanente; no puedo engañarlo así a Hugo;  te propongo sencillamente que nos acostemos una sola vez; yo sé que es  importante para vos y te aseguro que está siendo importante para mí;  estás enamorado y sufrís; yo no estoy enamorada, todavía no al menos,  pero también sufro; no puedo verte desgraciado, Ramón; quiero que tengas  un recuerdo creado por mí, algo a que puedas asirte; me resulta  insoportable que hayas perdido a tu madre, que odies a tu padre, que te  sientas lejos de Gustavo, que no puedas comunicarte con Susana y que de  vez en cuando sueñes conmigo; creo que tenés derecho a sentirte, una vez  por lo menos, al día con tus emociones, con tu vida; creo que tenés el  derecho de sentirte pleno; te confieso que para mí ha sido toda una  crisis; pero de pronto vi claro, vi que la muerte se está vengando de  nuestras vacilaciones; nuestra vida se compone de tres etapas; vacilar,  vacilar y morir; la muerte, en cambio, no vacila frente a nosotros; nos  mata y se acabó; y el gran espía, la formidable quinta columna que ha  instalado la muerte en nosotros, se llama el escrúpulo; ya sé, yo tengo  escrúpulos; vos también, entendeme que no estoy contra el escrúpulo;  pero es la quinta columna de la muerte; porque gracias al escrúpulo,  vacilamos, y se nos pasa el tiempo de gozar, de gozar ese minuto feliz  que, como gracia especial, fue incluido en nuestro programa; nos  pasamos toda la vida soñando con deseos incumplidos, recordando  cicatrices, construyendo artificial y mentirosamente lo que pudimos  haber sido; constantemente nos estamos frenando, conteniendo,  constantemente estamos engañando y engañándonos; cada vez somos menos  verdaderos, más hipócritas; cada vez tenemos más vergüenza de nuestra  verdad; por qué entonces no puedo hacer posible  tu  minuto feliz; además tengo curiosidad, lo reconozco, por saber si no  podrá ser también mi propio minuto feliz; a lo mejor es el de ambos;  quiero decir que no tenemos que darle ventajas a la muerte, porque ella  no nos hace la mínima concesión; después de que estés muerto y yo  muerta, ya no habrá posible retroceso, no será posible volver a este  instante en que vos me deseás desesperadamente y yo soy todavía dueña de  mi decisión; esta mañana, cuando llegué a este planteo, no pude menos  que reírme; ¿Cómo podemos ser tan torpes que hasta ahora le hayamos  estado ofreciendo a la muerte esta ventaja gratuita del escrúpulo?"
 
4 comentarios:
¡QUE HERMOSO! ME SENTI MUY IDENTIFICADA...
coach outlet
kyrie 6
hogan outlet online
adidas nmd
golden goose
jordan shoes
vapormax
air max 2019
jordan 11
yeezy shoes
click for info why not try this out Get More Info more info here go to these guys her latest blog
wuuxiian73juj
supreme outlet
golden goose outlet
golden goose outlet
golden goose outlet
golden goose outlet
supreme outlet
golden goose outlet
golden goose outlet
golden goose outlet
golden goose outlet
Publicar un comentario