martes, 3 de junio de 2008

Romina

Lo primero que hizo al entrar a mi casa fue cagar en la alfombra del comedor. No hubo tiempo para nada. Mi amigo Charly no pedía permiso para entrar, en mi casa eso no se hacía porque, sencillamente, no había puerta de entrada. Desde la calle entrabas hacia un patio y tan sólo ahí podías elegir dónde ir: si a la casa de adelante o la de atrás, donde yo vivía. Charly era prácticamente de la casa, así que se mandó. Sabía que yo adoraba los ovejeros, pero hasta ese momento me gustaban machos. Te gusta?, me preguntó, mientras Romina descargaba sobre la alfombra. Sí, es tuya?, le contesté y repregunté. No –me dijo Charly–, es del dueño de la gomería donde trabajo, pero la quiere sacrificar porque mordió. Ah, pero es agresiva, dije medio asustado. No, lo que pasa es que se metió un pendejo a la gomería, donde ella cuida, pero además le pegó con un palo; pero el dueño igual no quiere saber nada, porque el pibe es del barrio, se peleó con los padres, la quiere sacrificar, por eso te la traje. No la querés? Yo la miraba a Romina y al sorete que acababa de dejar y me daban más ganas de que no. Encima era hembra, 2 años, con lo lindos que son los ovejeros cachorros... Al final se quedó. No recuerdo la negociación que hubo en ese momento en la familia, creo que se quedó bajo el viejo verso materno de "es tu responsabilidad". Pero Romina nunca fue mía ni de nadie, era de todos. Por empezar, se acabó eso de que cualquiera abría la puerta y se metía en el patio. La perra no dejaba entrar a nadie. Sólo cuando aparecíamos nosotros y dejábamos entrar a la persona, ella se retiraba y hacía marcación a distancia. Si la persona estaba sentada y se paraba, ella también se incorporaba y controlaba si iba al baño o qué carajo hacía. Esa misma persona, una vez reconocida por ella, podía volver al viejo sistema de meter la mano, destrabar la puerta y entrar. Romina no ladraba ni agredía, pero acompañaba a esa persona hasta que se encontraba con uno de los moradores de la casa. Si no había nadie, lo acompañaba discretamente otra vez hasta la entrada. Nunca nadie comprobó qué pasaría si entraba a la casa vacía. Creo que conociendo a Romina es fácil pensarlo. Con el tiempo se transformó en la mimada de la cuadra; pero nunca la dejamos mucho suelta, porque había algo que no podía controlar: sus ganas de matar gatos. Cuando perseguía a uno era el único momento en que no se paraba en seco al grito de "Romina!". Puedo contar 2 millones de anécdotas de la mejor perra que tuve. Pero me voy a detener en algo llamativo: la procreación. La perra era absolutamente ovejero alemán puro, los veterinarios se babeaban cuando la llevábamos y nos recomendaban hacerla servir por un buen macho. Cuando Romina tenía 3 o 4 años comenzamos a buscar un buen perro. Cuando lo encontrábamos, el dueño del macho se convencía fácilmente porque Romina era un bello ejemplar. Esperábamos el celo y la llevábamos. Nunca logramos, en los varios intentos que hacíamos, que Romina aceptara que se le suban. Tras varios intentos abandonábamos. Pasados unos meses ella engordaba como si estuviera preñada, luego le bajaba leche como si hubiera tenido cachorros. El veterinario diagnosticó "embarazo falso" o lo que en los seres humanos se llama "embarazo psicológico". Con los años, la leche que le bajaba a las mamas terminó por formarle tumores. Lo más llamativo de todo este proceso fue el cusquito que teníamos en casa, que se volvía loco cada vez que Romina estaba en celo. Los encerrábamos, los separábamos, les hacíamos de todo para que no la sirva él. Era un cusquito, lacochasumá, andá y subite arriba de una de tu nivel, sarnoso!! Pero un día el cusquito se le subió, y a la mierda el embarazo falso. Tuvo tres cachorros, creo, aunque uno murió. Las otras dos las regalamos, para qué quería otra cusquita? Nunca más Romina se preñó, y aunque había procreado el daño ya estaba hecho, los tumores se desarrollaban y terminaron jodiéndole la vida. La llevé a vivir conmigo en un departamento, después me acompañó en mi vida de casado. Ya grande nos aconsejaron operarle los tumores. Lo hicimos. Durante el posoperatorio, casi dormida por la anestesia, quiso hacer sus necesidades en la terraza, como estaba acostumbrada. No hubo forma de que me meara o cagara adentro, como aquella vez que nos conocimos. Con todo su mareo, hubo que subirla, que hiciera sus necesidades y ayudarla a bajar, porque cuando vio la escalera hacia abajo se le aflojaron las patas. Se la bancó como una duquesa, peleó por su vida todo lo que pudo, hasta que un día nos abandonó. Tenía apenas 13 años y ya no caminaba. Aun así, cuando me dicen que los perros viven poco, yo pienso que eso no es cierto.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

los ovejeros son re grosos...la casa de mis viejos es amplia y medio laberinto. cuando ellos se iban de vacaciones, el perro olfateaba todo alrededor hasta que se daba cuenta de donde estaba yo y dormía debajo de esa ventana o al lado de esa puerta

Anónimo dijo...

La puta Peralta!!!(este es el lugar de putear?) es que está sensible usted!!! hablar de Romina!!!
no puedo decir quien soy ...
solamente soy alguien que se dejó conquistar por Romina y aún hoy la recuerda con mucho amor...
y si hay que putear es a la vida misma que hizo que Romina se enfermara y me dejara justo que nos estábamos haciendo amigas!!!

Anónimo dijo...

La puta madre...cuando leo una historia de perros siempre se me pianta un lagrimon...que nobleza...cuanto amor...comparto su pena mi amigo.

El Doc 9 dijo...

Le mando un sms a mi amigo Walter el domigno 1/6 que cumplio años; me contesta: "gracias amigo, pero no puedo festejar, tuve una desgracia". Lo primero que pensè, fue "este esta cada vez más loco, su fanatismo por Racing lo hace trágico del todo", pensando en que su desgracia era el empate sin goles frente al Rojo el sabado 31. Lo llamo mas tarde el domingo, antes de que conteste y decirle otra vez feliz cumple le digo: "vos estas loco, no festejar por Racing, y.." y walter, triste me dice, "No, Doc, lo que pasa es que falleció Nerón, mi perro de casi 20 años... y pensar que yo lo conoci a Walter en la plazita del barrio cuando paseaba a un Nerón recién nacido, un perrito chico, raza nada, y muy guardian...y entendi su degracia... Neron era su Romina... me puse sennsible y lloron de mierda soy, saludos PEralta.

estejulioesuno dijo...

Si los querés y los tratás como la quisiste y la trataste vos viven mucho.

Aguilucho dijo...

Peralta, pelotudo, me va a hacer llorar.

Anxie dijo...

Yo tuve a i Romina, fallecio hace apenas 3 semanas... la enterre en el jardin de mi casa, mi vieja le construyo una cruz de madera y le pone flores dia por medio.
Ella tambien tenia tumores, en el medio del pecho, respiraba muy mal ultimamente, y sabes que es lo curioso? que la habiamos llevado al veterinario dos dias antes y nos habia dicho que la veia barbara, que habia tenido un año de gracia, todavia no lo puedo entender.
Baje al baño esa noche y ella estaba acostada en el piso... algo me dijo que tenia que bajar a verla, la envolvi en una sabana que ella usaba (todavia conserva su olorcito), y la deje en su canasto-cama.
Mis gritos fueron escuchados en Rusia, se me fue la vida, el alma y los ojos...

Como la ame!

Saludos.. pasate.. me encando tu relato...

Tengo un blog de cine...

Besos

Gnomo dijo...

Es difícil perder una compañera canina cuando uno ya se encariño, el mes pasado murió a los 12 años mi Doberman hembra Gala. Lo peor fue que yo la encontré muerta abajo del horno de barro, lloró toda la familia. La enterramos en una esquina de la casa y ahí esta, solamente nos queda su hija Salla, que ahora se liga todos los mimos.

Salutes!

Anónimo dijo...

nunca tuve perros pero amo a los gatos y una gata mía que murió hace muchos años ya y aún me dura la pena por ella...
gracias por este comentario

La condesa sangrienta dijo...

Che todo bien, pero esto parece el Portal de las mascotas!

(y conste que tengo una ovejera que se llama Violeta, durmiendo al lado mío, ahora)

Papipo dijo...

Viejo, al final mis compañeros de Soba son todos una manga de homosexuales nuca mascada

Anónimo dijo...

Romina tuvo la suerte, o desgracia, de tener que convivir con tres hermanos veinteañeros y solteros en un pequeño departamento de dos ambientes y un patio. Esta mudanza le significó la pérdida de un gran espacio en la casa de quilmes, pero le redituó una buena cuota de mimos, ella era la niña de la casa.
Creo que siempre tratamos de darles los cuidados necesarios aunque estos no estaban exentos de desprolijidades. La comida era algo problemático en ocasiones, era muy común salir y decirle a los que estaban: "¡¡¡Cheeee... cocínenle a Romina!!!!", y el próximo en irse le rogaba al último "che, le cocinás algo a Romi que estoy reapurado...."
Una de esas veces, que me madrugaron como último, faltaba poco tiempo para que tuviera que irme y me acordé que tenía que cocinarle algo, "uhhhh... qué cagada!!!, pensé. Inmediatamente corté unas verduras, unos huesos, agua hirviendo, un poquito de sal para que tenga gusto, y mucha, mucha pulenta (era mediados de los ochenta, mucha corrida de coneja).
Un detalle que me había olvidado: ¡¡la polenta hervida es mas caliente que el hierro fundido!! "Qué descuido, no se la puedo dar así, voy a terminar en el veterinario", me dije. Entonces hice lo que pude cambiando de olla en olla, de la olla a una bandeja... hasta que por lo menos no estuviera tan caliente.
Aún así, cuando le dejé la comida en el recipiente donde ella comía, al ver que todavía estaba humeante se le acercó con bastante cuidado, tanteó con su hocico y notó que eso todavía no se podía probar. El que conoció a Romina sabe de su proverbial voracidad, era inconcebible para ella esperar a que se enfríe, entonces empezó a dar algunos lenguetazos pero todavía no estaba a una temperatura accesible, fue así que con la punta de sus dientes pudo capturar un hueso que sobresalía por sobre la polenta y logró tirarlo al piso. Junto con el hueso se esparció una buena catidad de polenta que estaba adherida al hueso. Logicamente al tomar contacto con el piso inmediatamente este improvisado guiso tomó una temperatura acorde para ser consumido por ella. Ahí Romina logró sacarme con gran fuerza "ESA ES MI PERRA", ya que volvió a tomar el hueso, lo introdujo en la polenta candente y volvió a sacarlo para que volviera a caer más al piso y se enfriara, y así varias veces.
En ese momento supuse que ella habrá pensado: "estos nabos, aún con los pulgares enfrentados no me la pueden hacer fácil lo voy a tener que solucionar yo".
Ésa era Romina, nos enloqueció de amor. Por supuesto que aún hoy la recuerdo con lágrimas en los ojos y sin lugar a dudas el día de su partida fue uno de los más tristes de mi vida junto con el de la muerte de mi viejo y la suspensión de Maradona en el '94. Romina nunca fue una mascota, nunca fue "mi perra", Romina fue Romina, sencillamente irremplazable.

Gracias Peralta por este público homenaje a esta ¡¡Flor de Perra!!

Anónimo dijo...

Gracias Jorge, me hiciste llorar. Al final tiene razón Papipo, somos una manga de maricones.

El Doc 9 dijo...

Cuanto concimos de usted por el Jorge; es una persona de sentimientos Peralta; mi amigo Walter aun llora a Neron; abrazo y bien puteador Doc 9

Anónimo dijo...

basta!! basta Jorge!! también a mí me hiciste llorar!! es así!! Romi era Romi... cuando venías a casa y te contaba las cosas que hacía la muy traviesa... te reías casi con orgullo, así con el orgullo de "esa es mi perra..."
no son maricas los que aman, bue en todo caso los maricas también aman

ani. dijo...

Permiso. Nada de maricones. Así es la cosa con nuestros perros, aceptemos que los amamos y que pocas cosas nos hacen más felices que su rabo oscilante cuando llegamos...
Brindo por Romina, por Ami, por Toba, por Mafalda, por Felipe y por Pepsi.

La condesa sangrienta dijo...

Y sí... los hombres son sensibles a las perras y a los gatos.

Anónimo dijo...

s la primera vez q veo este blog; y la verdad q no me gusto para nada, pero ni un poco (la verdad, q en la mayoria de los temas q vi como trataste, pienso absolutamente todo lo contrario, oficialista de mierda.

pero me detuve en el ultimo posteo (de arriba para abajo...ESTE post), y ahi si encontre similitudes...infinitas.
Los perros son lo mas.
Mi pastor aleman se llamaba negro.

Negro de mierda, te extranio como la concha de la lora, y eso q hace ya 6 anios q me dejaste solo en este mundo del orto,.
te amo, hijodeputa.